Juan de Yepes y Álvarez (24.6.1542 – 14.12.1591), santo. Nació pobre y eligió ser pobre. En 1563 ingresó en la Orden de los Carmelitas, estudió en la famosa Universidad de Salamanca y en 1563 recibió la ordenación sacerdotal.
En estrecha colaboración con Santa Teresa de Jesús, se consagró a la reforma de su Orden y a la formación de sus religios@s. Por encargo de Santa Teresa, fundó en 1568 en Duruelo (Valladolid) la primera casa de la rama masculina de los Carmelitas Descalzos. De diciembre de 1577 hasta agosto de 1578, por malentendidos entre hermanos y por su firme fidelidad a ideales y personas, padeció cárcel. Allí justamente comenzó a escribir los poemas místicos que le han hecho famoso. Dedicado de lleno al gobierno y a la formación de sus herman@s descalz@s, encontró en su magisterio oral y en sus escritos ocasionales la forma más alta de expresión de sus experiencias.
Murió en Ubeda (Jaén) a los 49 años de edad. Fue beatificado en 1675 y canonizado en 1726. Bajo el pontificado de Pío XI fue declarado doctor de la Iglesia (1926).
Por el origen y por la función de clave y núcleo de su pensamiento, la lírica y no la prosa ocupa el primer puesto en la obra principal de este místico. El punto de partida lo constituyen los poemas de forma lírica: Romances, La fonte, Cántico espiritual, En una noche oscura, Llama de amor viva, etc.
Los primeros fueron escritos por Juan de la Cruz durante su estancia en la prisión; Otro grupo de glosas a lo divino data de 1584. Posteriormente, a petición de laicos y religiosos, escribió tratados y declaraciones que comentataban algunos de de estos poemas. La subida del Monte Carmelo (1578-1583), (obra incompleta) y la Noche oscura del alma (1583-1585) comentan de manera complementaria el poema En una noche oscura. Los otros dos tratados llevan el título tradicional del fragmento lírico interpretado (Cántico espiritual y Llama de amor viva) y fueron escritos entre 1580 y 1584.
Su Espiritualidad
I.- PASOS 1.- Contempla la noche. Con calma. Escucha los sonidos de la noche. Estate atento a las diversas sensaciones que vayas experimentando. Familiarízate con la oscuridad. 2.- Recorre la noche con humildad.Recorre el amplio mapa del hambre; toma conciencia de la violencia desatada en tantas partes de la tierra; recuerda lo poco que vale la vida humana en tantos países; pregúntate por el sufrimiento de los pueblos, la ausencia de Dios, etc... 3.- Mira tu propia noche. Dios que se te vuelve lejano; la vida que se te escapa de las manos; los ideales que se diluyen ante las dificultades; las enfermedades; la pobreza en cualquier sentido; los fracasos, las depresiones; problemas, nerviosismo con que vives la vida, etc... 4.- Entra sin miedo en la noche de Dios. Dios es oscuro para el hombre y para ir a él hay que purificar la fe, la esperanza y el amor. Puede que no entiendas sus caminos. La meta de la noche es la unión con Dios, o lo que es lo mismo, la renovación de la persona.
II.- ÉL VIENE A NUESTRO ENCUENTRO CON SU PALABRA. LÉELA EN LA NOCHE . Desde la sabiduría humana, Nicodemo fue al encuentro de Jesús en la noche (Jn 3). . Desde la noche de amor, la Samaritana fue al encuentro de Jesús en la noche (Jn 4). . Desde la ceguera de nacimiento, el ciego fue al encuentro de Jesús en la noche (Jn 9). . Desde las dificultades de la vida, los novios van a Jesús en la noche (Jn 2). . Desde la oscuridad de la muerte, las hermanas de Lázaro van a Jesús en la noche (Jn 11).
III.- LA NOCHE ES TIEMPO PROPICIO PARA ORAR * Tiempo de confidencia: “Hasta de noche me instruye internamente” (Sal 15). En la plenitud de vida está presente el Señor, fuente de alegría, descanso y serenidad. “Esta noche oscura es una influencia de Dios en el alma..., en la que de secreto enseña Dios al alma y la instruye en perfección de amor, sin ella hacer nada ni entender cómo” (San Juan de la Cruz). *Tiempo de revelación. Dios no nos oculta su rostro. “Salí al camino de los que me buscaban para prenderme... y ¿voy ahora a ocultarme de ti que me buscas para amarme? No di la vuelta a mi rostro cuando me lo abofetearon..., y ¿voy a darle la vuelta ahora que tú lo buscas para adorarlo, mirarlo y amarlo? No oculté mi cuerpo a los azotes..., y ¿voy a ocultártelo a ti, ahora que los buscas para abrazarlo?” (San Juan de Avila). * Tiempo de salvación. Incluso aunque tengas la sensación de que tú no trabajas, Dios sigue con su actividad silenciosa, empujando la fecundidad misteriosa del reino (cf Sal 126,2). La tradición bíblica y patrística nos habla de que es en la oscuridad y tiniebla cuando se realiza la máxima comunicación de Dios. “La noche no interrumpe tu historia con el hombre; la noche es tiempo de salvación... La noche fue testigo de Cristo en el sepulcro; la noche vio la gloria de su resurrección”. * Tiempo para una bellísima súplica: “Quédate, Señor, con nosotros, porque se hace de noche”. * Tiempo de perseverancia. “Los que de esta manera se vieren, conviéneles que se consuelen perseverando en paciencia, no teniendo pena; confíen en Dios, que no deja a los que con sencillo y recto corazón le buscan, ni les dejará de dar lo necesario para el camino, hasta llevarlos a la clara y pura luz de amor” (San Juan de la Cruz).
3. En la noche dichosa, en secreto, que nadie me veía, ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía sino la que en el corazón ardía.
4. Aquésta me guiaba más cierto que la luz de mediodía, adonde me esperaba quien yo bien me sabía, en parte donde nadie parecía.
5. ¡Oh noche que guiaste! ¡oh noche amable más que el alborada! ¡oh noche que juntaste Amado con amada, amada en el Amado transformada!
6. En mi pecho florido, que entero para él solo se guardaba, allí quedó dormido, y yo le regalaba, y el ventalle de cedros aire daba.
7. El aire de la almena, cuando yo sus cabellos esparcía, con su mano serena en mi cuello hería y todos mis sentidos suspendía.
8. Quedéme y olvidéme, el rostro recliné sobre el Amado, cesó todo y dejéme, dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado.
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